Tacones: El dolor de andar
a la moda
Aunque están muy de moda, los zapatos de
tacón y plataforma dañan a las mujeres, pero ni así éstas van a dejar de usarlos.
Jorge Garza Martínez,
traumatólogo y ortopedista, dice que las mujeres no se quieren convencer de que
a la larga van a tener que someterse a una cirugía en los pies para enderezar
sus dedos.
“En las revistas de mucho
glamour aparecen mujeres con zapatos muy costosos, pero que no son
fisiológicos, y el único remedio, a la larga, es que se operen; no obstante,
después de los 45 o 50 años van a cambiar a un zapato más plano, porque les
duele el pie, pero luego que se someten a la cirugía regresan a los tacones.
“Usen todo el tacón que
quieran, se ven bien”, comenta sonriente, “porque aunque sepan que les acarrean
problemas no van a prescindir de ellos”.
El especialista agrega como
tip que la única solución sería, por ejemplo, utilizar un tacón de 15
centímetros de altura, pero la plataforma debe medir 13 centímetros.
Hay un porqué
Desde el Renacimiento, en Italia, se empiezan a usar los tacones al darse
cuenta que al ensancharse el tobillo, las piernas se veían más bonitas, explica
Jorge Garza Martínez, traumatólogo y ortopedista.
“El talón de Aquiles se
ensancha y la pantorrilla se hace más continua, entonces el diámetro del tobillo
aumenta y es más estético que tenerlo flaco”, agrega.
No obstante, con los tacones
la balanza normal del cuerpo se inclina hacia adelante y las vísceras del
abdomen, por inercia, también se mueven hacia esa dirección; luego las
asentaderas se tienen que deslizar hacia atrás para que el centro de gravedad
se equilibre y evitar una caída, lo que produce el dolor bajo de espalda, mejor
conocido como lumbalgia, señala.
Por su parte, Ricardo Díaz
Conti, traumatólogo y ortopedista, coincide en que al usar tacón muy alto no
hay beneficios, salvo aumentar la estatura y mejorar la figura femenina.
Otro problema que se presenta
es la continuidad de la marcha, que consta de choque de talón, estancia y
despegue, es como una mecedora, agrega Garza Martínez.
“Al usar un tacón alto se
elimina la primera fase y sólo quedan estancia y despegue, entonces la persona
tiende a encorvarse, los ortejos (dedos de los pies) se ponen en garra y se
producen callosidades por el roce del zapato en la parte superior del pie y son
tan dolorosas que pueden terminar en cirugía”, señala.
En el caso de los hombres de
baja estatura la marcha no se distorsiona con los zapatos de tacón, porque se
divide la plataforma en la mitad adentro del zapato y la otra afuera, para que
no se alcance a percibir y a la vez no causa molestia, aunque la altura
sobrepase los 2.5 cm.
La solución existe
La intervención quirúrgica para los dedos puede ser ambulatoria o requerir de
un día de hospitalización, pero es un poco dolorosa, dependiendo de qué tan
sensible sea la persona.
“Hemos tenido muchos casos y
el dolor es lo que las hace acudir a consultar. Primero usan plantillas, para
derivar el apoyo del pie, pero no funcionan, y con la cirugía se cambia la
orientación de los huesos para quitar ese dolor”, explica Jorge Garza Martínez,
traumatólogo.
Ricardo Díaz Conti,
traumatólogo, explica que el dolor en el antepie se puede tratar con el uso de
zapato bajo y de plantillas, aunque si se forma juanete y éste es doloroso, se
debe corregir quirúrgicamente.
“Generalmente, los juanetes
son por predisposición genética, pero aunado al uso de un zapato cerrado y
picudo, como los que traen las mujeres, es más común que se formen; por cada
nueve mujeres sólo un hombre los padece”, agrega.
Recomendaciones
Jorge Garza Martínez, traumatólogo, comenta que la única recomendación es
evitar usar más de 2.5 cm de altura, aunque hay quienes poseen una forma de pie
que les ayuda a no sentir tanto dolor por el uso de tacones.
“Existe el pie griego, que se
caracteriza porque el segundo ortejo es más grande que el primero; el pie
egipcio, en donde el primer dedo está más grande que el segundo, y el pie
cuadrado o polinesio, que es el menos vulnerable para tener complicaciones por
la forma pareja de los dedos.
“En el griego, por ejemplo, al
ser más grande el segundo ortejo, va a tener una contractura mayor con el roce
en el calzado y, por lo tanto, más callosidad”, indica.